Sólo dame un
momento de soledad
que tal vez
sea eterno,
para que
aflore mi egoísmo
y
celosamente cubra mis momentos de vuelo
un nuevo
vuelo.
Sin
telarañas en el horizonte
Sin paredes
que limiten mi existencia.
Sólo dame la
proyección de mi misma
La real, la
que contiene mi esencia
amurada por
el tiempo, el pasado.
La prolongación del deseo,
la extensión
del viento
entre las
redes de la vida.
Es un
instante fulmíneo
la posibilidad
de que todo siga igual
o tener en
mi poder el futuro mismo.
Sentir mis
manos colmadas de ese poder
que a veces
se siente cuando la línea de la vida es vertical.
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