Cambiando el rumbo

Necesité alejarme del  éxito
destruir los falsos cimientos
que comencé a construir,
alejarme de aquella parte del mundo
borrarlos con mis alas.

Comenzar de nuevo
buscar mi niña interior
buscar mis raíces
mi esencia
para que retomen como
jinetes de mares embravecidos

Disecar mi vida,
sacar los injertos,
endurecer el cieno
enmarcar la beldad del camino
con hibleos besos.

Estoica me siento
ante tus escasos poderes
Tejo escudos protectores
con lanas de arco iris.

A veces como hoy…
El viento cierzo
Golpea con fuerza este proceso
Y yo me siento derruida
en el mensaje….en mi vida.

Ella

Altísima lunática
de ponchos armados,
onírica vida de brebajes dulces.
Enigmática mujer
de muros alados,
hibleos besos
de tú bóveda volcánica.


Paradójica en tú esencia
inmóviles pies te acompañan.
Entre lápidas, tú último hálito
 horóscopo en géminis,
suéñalo, vívelo.


Acostúmbrate lindísima lunática,
marca en lava
el ímpetu de tú vuelo.
Barre minúsculos errores,
nocivos tatuajes que en sótano albergas.
Romántico parásito de pensamientos diáfanos
Sueñalo, vívelo.-

EL INTERIOR DE JULIA

  Guerra interna

Se siente desdoblada.
Dos ejércitos la atacan.
Y su interior llora.
Nadie la escucha.
Replegada angustia
que se arrulla en su cuerpo.
No acata órdenes
No abandona al centinela
Su abordaje es abrupto, avasallante.
Esta guerra ya es un arte
con bases de engaño y muerte:
Un ejército muestra incapacidad
mientras se prepara para atacar.
Soldados sin corazón con atuendo de coraje
marchan en tropas organizadas y aguerridas.
Están alertas ambos bandos,
no necesitan ser estimulados por el comandante.
Están preparados sin ser convocados.
Ya pasó mucho tiempo en esta guerra
Las tropas están desanimadas
Las armas embotadas,
Sin embargo están
dos opuestos peleando por lo mismo: Ganar
Guerra absoluta
Guerra acorazada
Guerra asimétrica
Guerra convencional
Guerra de agresión
de cuarta generación
Guerra de desgaste
 de posición
Guerra justa
Guerra relámpago
Guerra santa
Guerra sucia
Guerra total
no importa tú adjetivo, …
tu sustantivo te autodefine y pronostica
un final Salomonico.

Eduardo Galeano

La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.

El cuerpo, mi cuerpo

Derruido por el tiempo

inasible en su compresión

con escasos poderes seductores

y grietas replegadas.

Berlina olvidada

marchas con el último hálito

que te dedican.

Panteón de Agripa, templo sagrado,

paredes con surcos de vida te recorren,

 tú quilla,  firme en el destino,

prosodia de la vida, barco de los mares.

Disculpe, señor Hesse: ¿cree usted que llegaré a ser escritor?

Un joven de Solingen, ciudad alemana de Renania, escribió al premio Nobel y autor de El lobo estepario Hermann Hesse, y le preguntó si creía que podría llegar a ser escritor. Y Hess le espetó esta andanada verbal, aplastantemente lúcida:

…No estoy en condiciones de asegurarle si será usted escritor. No hay escritores de diecisiete años, hoy menos que nunca. Si posee el don, lo tendrá por naturaleza y habrá estado en usted desde niño. Pero si de ese don surgirá algo, si tendrá usted algo que decir o significar, eso no depende sólo de su don, eso depende de si usted puede tomarse en serio a sí mismo y a la vida, si vive con sinceridad y es capaz de resistir la tentación de hacer meramente lo que le resulta fácil al talento.
En resumen, depende de cuánta proeza, sacrificio y abnegación sea capaz. Es dudoso que el mundo le retribuya y le agradezca por todo esto. Si no está poseído por la idea, si no prefiere sucumbir enseguida antes que renunciar a la literatura, póngale fin.
Su escepticismo no tiene nada que ver con las cuestiones que en estos momentos lo absorben. Es natural a su edad. Si dentro de algunos años no ha podido superarlo, puede convertirse en periodista, pues habrá pasado la oportunidad de ser escritor. Ser inteligente y hablar con sensatez nada tiene que ver con la literatura.
Mis mejores deseos y un favor: no vuelva a escribirme hasta dentro de unos años.

Hermann Hesse - Respuesta a la misiva de un joven de Solingen en 1930.